1.9.16

Mirar (Espejos)

Los seres humanos somos dados a "hablar de" o "juzgar a"... Y esto es porque tenemos la posibilidad de ver, escuchar y sentir lo que los demás hacen y/o dicen. Sin embargo, por lo general no estamos conscientes de que al poderlo ver, nosotros mismos estamos siendo reflejados en esas otras personas.

Me explico. Las personas somos como espejos de los demás. No hay manera de saber cómo nos vemos si no es gracias a un espejo ¿no cierto? De hecho, existen personas que no les gusta verse al espejo pues se avergüenzan de si mismas, o son penosas en exceso. Por el contrario, hay personas que aman verse en el espejo todo el día y no les falta el espejo en el bolso.

Alguna vez, un novio que tuve, se le metió una basurita en el ojo y me pidió un espejo pues supuso que por ser mujer, con seguridad cargaba uno (así me lo hizo saber), pero en esa época mi propia imagen me importaba tan poco que nunca pensé que debería cargar uno. Eso me hizo caer en cuenta de que en realidad no le estaba prestando mucha atención a las otras personas y por ende a mi misma.

Cuando fui staff en los entrenamientos, la gente siempre decía que mi feedback les daba miedo porque era muy" fuerte", "directo", "real"... Claro, al comienzo me sentía muy feliz de poder ver tantas cosas en la gente, hasta que un día un entrenador dio una instrucción: después de decirle el feedback a alguien, terminar diciendo: "como yo". Creo que eso marca la forma en que se da el feedback a los participantes y definitivamente para mi marcó el hecho de que si podía ver tantas cosas era justamente porque yo también tenía un poco o mucho de ello.

En el post anterior hablé de PARAR, este post por supuesto es la continuación de mi curso de Shuyoka. Ha sido una super experiencia y me encanta poder contar con las distinciones de transformación para comprender o sentir mucho más lo que me está ocurriendo durante estos días.

Realmente fue increíble sentir que a partir del primero de este mes todo comenzó a cambiar de un modo increíble y acá quiero hablar un poco acerca de un tema de Tenrikyo que es fundamental para comprender lo que he visto, se trata de "Los ocho polvos espirituales".

Según la doctrina de Tenrikyo, se nos indica que el cuerpo es un préstamo de Dios, que sólo el corazón nos pertenece y por tanto tenemos libre albedrío.

Esto suena muy simple, pero sólo por el hecho de ser humanos, sentimos cosas que aunque podríamos controlar, es inevitable sentirlas... Esos sentimientos son denominados "Polvos espirituales" porque son como el polvo que encontramos en casa cuando no hemos limpiado al menos por un día. Es incluso una norma de la entropía, una norma de la naturaleza, así haya un sitio inhabitado, complemente sellado, de una u otra manera se irá desordenando. Lo mismo ocurre con el corazón. Si no se hace limpieza diariamente, el corazón se comienza a curtir de esos sentimientos (Polvos) y la vida de hace más difícil de vivir.

Esos sentimientos son:

  1. Avaricia
  2. Codicia
  3. Odio
  4. Amor propio
  5. Rencor
  6. Ira
  7. Pasión 
  8. Arrogancia

Existen dos más que no ocurren naturalmente, sino que nosotros mismos podemos elegir hacerlo ya que no son sentimientos...

  • Mentir
  • Adular

Todos, absolutamente todos los seres humanos, por el solo hecho de ser humanos, sentimos estas cosas, pero obviamente hay unos que se sienten en mayor proporción que otros.

Durante el segundo mes de Shuyoka, lo que ocurre es que los Polvos propios son fielmente reflejados en el carácter de las personas con quienes se comparte al rededor y de paso, se evidencia el sentimiento con mayor ahínco. Además de esto, las clases también son más intensas y la frecuencia del hinokishin aumenta, de modo que se ingresa a una especie de "filtro de purificación".

En mi caso, gracias al feedback recibido durante los entrenamientos de liderazgo, pude ver esos sentimientos que tenía tan intensos y los fui disminuyendo gradualmente. Obviamente nunca dejé de sentirlos, pero al menos podía controlar la sensación... Sin embargo, durante este segundo mes, desde el primero de agosto comencé a sentir rabia por cualquier cosa. Tal vez desde que nací he sido una persona que se irrita con facilidad, que impone su opinión, que quiere controlar cualquier situación... Las personas que estudiaron conmigo, que trabajaron y los que incluso vivieron conmigo pueden dar crédito a mis palabras.
Pero, después de los entrenamientos y después de comenzar a estudiar la doctrina de Tenrikyo, poco a poco le fui bajando a esa emoción y comencé a ser amable y dócil. También el hecho de vivir en Japón me ha apoyado mucho en nivelar el enojo puesto que no tengo la habilidad lengüística para expresar o imponer mi opinión. Así que ese sentimiento por mucho tiempo dejé de sentirlo... Pero como cualquier herida que sólo sana superficialmente, el trasfondo estaba aún sin sanar así que durante este mes he estado dedicada a limpiar el rencor, la ira y el odio.
Suena impresionante y se siente mucho peor. Porque como hacen los padres con los hijos necios, Dios también nos reprende cuando somos insolentes.

Gracias a Dios no hablo japonés fluidamente porque pude desistir de muchas discusiones sin sentido que no iban a llevar a ninguna parte, así que lo que me quedaba era respirar profundo y agradecer el hecho de haber podido ver la situación, pues cada día, durante los 31 días de agosto, algo pequeñito aparecía como una prueba para hacerme sentir rabia.

Agosto ha sido un mes larguísimo, un mes lleno de accidentes, enfermedades leves, estiramientos, cansancio y peleas internas. Sin embargo, también ha sido un mes maravilloso, de auto conocimiento, de desarrollar humildad, de pedir apoyo, de escuchar, de evidenciar la nobleza de las personas que me han rodeado siempre y obviamente de sentir muchísimo agradecimiento por la fortuna de poder tener este tiempo para mí misma.

Yo soy una mujer afortunada. Dios me ama muchísimo y debe tener un muy buen plan para mi. Me regala amor en abundancia y todos todos los días se empeña en hacérmelo ver.

Durante este mes, mis Senpai terminaron su curso de Shuyoka, así que ya el próximo mes soy yo quien se convierte en Senpai. Las despedidas también hacen parte de esas cosas que nunca me han gustado mucho, pero que son inevitables.De mis senpai japoneses me llevo momentos increíbles, risas eternas, silencios prudentes y el hecho de confirmar que no importa la distancia, la cultura, el idioma, la religión, etc... Todos somos como hermanos, todos somos seres humanos con un corazón propio que no trae manual de instrucciones, que tenemos los mismos miedos, las mismas dudas, los mismos sueños e ilusiones y que nos causan gracia las mismas cosas.

Hoy es 31 de agosto, muero de ganas de que llegue mañana y pueda cambiar mi escarapela a color azul. Queda sólo un mes, el mes de elegir.

Por ahora, seguiré disfrutando, aprendiendo lo máximo que pueda, sacando el espacio para dos posts más que tengo en remojo (una experiencia en una de las cocinas más grandes del mundo y la segunda parte de mi post del "left-side")
Gracias por leer, gracias por compartir, gracias por esperar.

1 comentario:

  1. Liber,.. ese auto-conocimiento cuesta mucho! Parte del aprendizaje maravilloso es tener la voluntad férrea de seguir sin detenerse, y abrir el corazón para aceptar todo lo que va saliendo y lo que llega renovando nuestro ser. Maravilloso tu post!
    Gracias por compartirnos tu experiencia. Un abrazo.

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